lunes, 24 de septiembre de 2012

CELEBRACION EN GUANAJUATO


En Guanajuato, entre las tradiciones locales de Día de Muertos, se encuentra la venta de “alfeñique” y  las “cajetas de camote” (de sabor de leche,  nuez o guayaba) que se ofrecen e intercambian entre los familiares y amigos, acompañados con pan de anís, mejor conocidos como “muertitos”.
La conmemoración de los días de muertos dentro de la tradición cristiana católica, tiene una especial significación, sobre todo en América Latina y en aquellos países en donde hubo la presencia de población indígena, pues se dio la fusión de dos concepciones religiosas distintas con una sola finalidad: recordar a los que ya han fallecido
En Guanajuato, los días de muertos gira en torno a la visita al panteón para llevar flores a los deudos, asear sus moradas y, en algunos casos, comer junto a ellos en sus tumbas.
Se acostumbra hacer en cada uno de los hogares las espléndidas cajetas de camote, nuez o guayaba que se ofrecen o intercambian entre los familiares, y amigos con pan de anís, conocidos como “muertitos”.
También se hacen ofrendas o altares a los difuntos. En la antigüedad, estos eran sumamente sobrios y en ellos sólo se colocaba un mantón morado, un crucifijo, la fotografía del difunto, sus prendas más apreciadas, agua, sal, los famosos alfeñiques* y un poco de paja.
Hoy en día las ofrendas pueden ser más elaboradas y enriquecidas con otras tradiciones que han permeado en los altares en Guanajuato. Se puede disertar ampliamente sobre los elementos culturales europeos y  prehispánicos que constituyen el altar, esto remarca  el mestizaje cultural y la prevalencia de las raíces hispanas e indígenas, que regionalmente han adquirido características que los enriquecen.
Descripción de ofrenda
Una ofrenda consta de 7 pisos y un tapete. Cada piso y ofrendas y  elementos puestos en el altar, tienen un significado que  se explica a continuación:
1. Primer escalón se pone la foto del santo o virgen de la devoción.
2. Segundo escalón es para las ánimas del purgatorio.
3. Tercero se pone la sal para los niños del purgatorio.

4. Cuarto se pone pan llamado “pan de muerto”, este pan es adornado con azúcar roja que simula la sangre, se recomienda que el pan sea hecho por los parientes del difunto, ya que es una consagración.
5. Quinto se pone la comida y la fruta que fueron los preferidos por el difunto.
6. Sexto se pone la foto del difunto a quien se dedica el altar.
7. Último se pone la cruz de un rosario hecho de tejocote y limas.
Las ofrendas y elementos que se ponen dentro del altar son las siguientes:
Se prenden cuatro velas principales formando una cruz orientada a los cuatro puntos cardinales, al lado del altar, se pone una olla de barro sobre un anafre con hierbas aromáticas: albahaca, laurel, romero, manzanilla.
-Cadenas de papel morado y amarillo que significan la unión entre la vida y la muerte.
-Papel picado que da colorido y alegría de vivir.
-Las flores son la bienvenida para el alma, la flor blanca representa el cielo;
Flor amarilla, la tierra y la morada el luto.
-Velas que con sus llamas representan la ascensión del espíritu.
También significan luz, guía del camino.
-Lienzo blanco y nuevo que representa la pureza, el cielo.
-El cirio representa el alma sola.
-Incienso de copal cuyo humo simboliza el paso de la vida a la muerte.
-El maíz representa la cosecha.
-Las frutas son la ofrenda que nos brinda la naturaleza.
Generalmente son cañas de azúcar, naranjas, tejocotes y jícamas.

-Las calaveras de azúcar que son una costumbre indígenas, y el alfeñique*
-El agua que da vida y energía para el camino.
-Los platillos con las que se trata de agradar el difunto compartiendo los alimentos que le gustaban.
-Fotografía de la persona a quien se dedica el tributo.
-Un Cristo para que haya bendiciones.
-Una cruz de cal que simboliza los 4 puntos cardinales.
-Sal para que el cuerpo no se corrompa.
-Un camino desde la puerta de la entrada hasta el altar formado con flor de cempasúchil.
-Una vara para liberar al muerto del demonio y los malos espíritus.

* EL ALFEÑIQUE DE GUANAJUATO
Los dulces tradicionales de pasta de azúcar llamados alfeñique, hechos  especialmente para las ofrendas de Día de Muertos, son una de las herencias culturales más importantes de México. El alfeñique es un fenómeno sincrético  en el que se funden costumbres y  técnicas indígenas con las traídas por los  españoles que a su vez heredaron de las culturas árabes.
Quizá sea la raíz de esta costumbre la época prehispánica, en la que los  nahuatlacos elaboraban figuras como regalo y ofrenda para sus muertos, éstas representaban generalmente cráneos y eran hechas con semillas de amaranto, y
mieles que extraían del maíz, del corazón del maguey y que obtenían de las abejas silvestres llamadas Tzoalli.
Con la llegada de los españoles y la prohibición del amaranto, el dulce de  alfeñique fue adoptado por los mexicanos utilizando desde entonces la
caña de azúcar para confeccionarlo.

En los últimos días del mes de octubre se colocan, en algunas plazas de Guanajuato, a veces en San Fernando, otras en la de la Paz, los puestos de estructura de madera vestidos de manta, típicos de la vendimia del alfeñique. En  ninguna otra fiesta se les ve igual. El alfeñique, ese pequeño dulce de azúcar glass con limón y almidón, amasado a la manera de las antiguas muñecas y animales en pequeñas dimensiones, lo cual hace recordar los artefactos de barro  prehispánicos que suelen encontrar arqueólogos o saqueadores en el
interior de vasijas de las tumbas.
La palabra alfeñique es árabe. El alfeñique es para el regocijo de los pequeños, en vida, y un recuerdo para los muertos chiquitos. Es, en la memoria colectiva, la reproducción de los objetos de la naturaleza y de la cultura para que adornen el altar del difunto; así,  el plato de enchiladas, el plato con puchas, la cazuela de mole con todo y pierna de guajolote. También hay borreguitos, burros con su carga, risueñas viejitas y las enormes gallinas, sin faltar la calavera que
nos pela los dientes porque tiene pintado un nombre en el frontal, a veces el nuestro.
Tradición popular de todo el mundo y de todos los tiempos es el culto a los muertos, sucede cada 2 de noviembre, en cada región de nuestro país.

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